Cuando una campana anunciaba el recreo.
Jugando A la chapada lo conocí, olía a recreo de colegio fiscal, transpiraba como un chancho, aunque nunca he visto a un chancho transpirar. Me chapó por la espalda, me hizo trastabillar. Cuando dí la vuelta me encontré con unos ojos chinitos difíciles de olvidar.


Ni sus dientes cariados, ni su cabello trinchudo
Mi chino cholito, mi cholo chinito 
¿por dónde andarás?
¿con quién juegas a las chapadas ahora?
¿quién no se deja chapar?
¿dónde quedó el repicar de nuestro candor?
¿que recreo guardó tu voz hoy que los recuerdos se agolpan unos a otros sin parar?

Campana de la parroquia de Huascoy.
Foto: Alomelial

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un pequeño y terco girasol - cuento

V