Un pequeño y terco girasol - cuento


Esta es la historia de un hermoso girasol, terco y  caprichoso 
que casi muere por no querer mirar al sol

Mientras sus amigos miraban alegremente al sol,  él tercamente decía:
—No quiero mirarlo porque su luz molesta a mis ojos.
Todos ya sabían lo necio que era.
Así pasaban los días, entonces el mayor de los girasoles preocupado por su salud  le dijo:
—Pequeño, no seas necio mira al sol, necesitas su luz para vivir.
Pero él persistía en su decisión de dar la espalda al astro rey.
El tiempo iba transcurriendo y el pequeño girasol empezó a sentir algo extraño en su cuerpo:
sus pétalos antes muy amarillos empezaban a oscurecerse, ya no eran radiantes como antes y su tallo que hasta hace poco era muy recto empezaba a encorvarse.
¿Qué estaba pasando con el pequeño girasol que ya no era cómo antes? pues el pobre estaba empezando lentamente a marchitarse.
Sus amigos en coro, ya enojados le dijeron:
—Pequeño, dirige tus pétalos al sol y deja que la luz te ilumine, si no lo haces pronto morirás.
Casi muriendo el pequeño girasol obedeció al fin, volteó la carita con las últimas fuerzas que le quedaban.
Se estiró todito como queriendo llegar al cielo.
Fue cuando empezó a recuperar su color poco a poco y a llenarse de vida.
Sus amigos satisfechos le aplaudieron y le empezaron a decir palabras cariñosas:
—Bien girasolito, tú puedes, todos te queremos con nosotros.
Y así fue como el girasolito dejó al capricho a un lado y estando al borde de la muerte se salvó.
Desde entonces cada mañana abre sus pétalos y saluda al sol con una gran  sonrisa y sus amigos lo miran complacidos.



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