Llegada la medianoche el submundo de Lima inicia su paso clandestino. La noche no es más noche, es clara mañana refulgente que entra por las pupilas dilatadas, aterciopeladas. No estás. El vino alimenta las neuronas, El recuerdo se hace lejano. Bienaventuradas las horas que te mecen en el olvido Las calles visten de gala gris, no hay tristeza.
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Caracolitos que vuelan
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Para mi Alondra, hace 12 años
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V
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Un jueves como cualquiera una paloma herida aterriza debajo de una llanta: el tránsito se paraliza. Salvamos a la paloma nuevamente este dolor como brasa en el estómago una mujer demente se golpea la cabeza contra una pared hasta sangrar, alguien grita: echen agua a la loca. mi amor está más hermoso que nunca, no lo sabe hace frío. un libro menos en mi estante recuerdo los dedos de mi hija entrelazados con los míos, largos, tibios. un correo que no llega, un cáncer que acecha dos enamorados se besan entre los desperdicios del mercado central Hilda la viejita digna, viste aún el pantalón verde que le regalé, en unos días morirá tendida en la puerta de la iglesia San Francisco Una coca cola helada para mis apuros Las 6: 50, corro por el Jr. De la Unión , sorteando rostros. Llego al fin el Acorazado de Poketmin me espera el cine Metro es el cine de siempre. caminando de regreso por La Colmena extraño a mi Meli y a las bombas de manjar que comíam
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Cuando una campana anunciaba el recreo. Jugando A la chapada lo conocí, olía a recreo de colegio fiscal, transpiraba como un chancho, aunque nunca he visto a un chancho transpirar. Me chapó por la espalda, me hizo trastabillar. Cuando dí la vuelta me encontré con unos ojos chinitos difíciles de olvidar. Ni sus dientes cariados, ni su cabello trinchudo Mi chino cholito, mi cholo chinito ¿por dónde andarás? ¿con quién juegas a las chapadas ahora? ¿quién no se deja chapar? ¿dónde quedó el repicar de nuestro candor? ¿que recreo guardó tu voz hoy que los recuerdos se agolpan unos a otros sin parar? Campana de la parroquia de Huascoy. Foto: Alomelial